Las Puertas de Bolonia
Actualizado el 04 marzo 2020 desde Comune di Bologna
En Bolonia la Edad
Media se respira por todas partes, por sus calles y sus edificios, por sus
torres, por sus murallas defensivas y sus puertas. Quedan diez de las doce
antiguas rutas de acceso a la ciudad, cada una con su historia y sus secretos
A excepción de la Puerta
Sant'Isaia y la Puerta San Mamolo, que ya no existen, las puertas son todo
lo que queda de las murallas que,durante siete siglos, rodearon la ciudad,
dándole una forma estable. Enclavadas en la llamada terza cerchia (tercer
anillo de murallas), diseñada y trazada en las primeras décadas del siglo XIII
y luego demolida a principios del siglo XX, permanecen hoy en día como un
baluarte de la época.
La ruta que vamos
a explorar sale de Puerta Castiglione, construida en el siglo XIII y renovada varias
veces a lo largo del siglo XIV, llamada también “Puerta de los canales”, porque
junto a ella el canal de Savena entraba en la ciudad.
La segunda etapa
es Puerta Santo Stefano que, construida en el siglo XIII y gravemente dañada por los disparos de
artillería durante un asedio en 1512 que resultó en la destrucción de la torre
original, atrae la atención del visitante hacia la parada siguiente. Puerta Maggiore, dicha también Puerta de honor, sigue disfrutando
de la guarnición a lo largo de la antigua via Emilia donde han pasado
soberanos, papas y líderes.
Tras un breve
descanso, el recorrido continúa hacia Puerta San Vitale, también llamada Puerta de Rávena, que, como su
nombre indica, ha conectado Bolonia con la Ciudad de los mosaicos, capital
imperial de la que dependió en términos de poder eclesiástico durante muchos siglos.
Pasando por Puerta San Donato, cuya demolición parcial fue solicitada varias
veces debido a obstrucción la de la red viaria moderna, y Puerta Mascarella, se llega a Puerta Galliera, es decir la Puerta de la fortaleza hostil, que
fue atravesada en enero de 1494 por el convoy de barcos procedentes del puerto
fluvial de Corticella.
Siguiendo con el
paseo a lo largo de las avenidas de circunvalación se vislumbran primero Puerta Lame, en cuyo exterior se encuentran dos estatuas de bronce en memoria de la
batalla victoriosa partidista sobre las tropas nazifascistas en noviembre de
1944, y luego Puerta San Felice, o Puerta de la guerra, protagonista en los
primeros siglos de su existencia del raudal interminable de los ejércitos hacia
el Occidente hostil.
El recorrido
finaliza en Puerta Saragozza, cuyo nombre evoca el lejano Occidente de
los peregrinos en suelo ibérico. También conocida como la Puerta de los
Peregrinos, era atravesada por fieles de todo el mundo que se dirigían al Colle
della Guardia para venerar la imagen de la Santísima Virgen de San Luca.