Guglielmo Marconi: itinerario por los lugares del genio en Bolonia
Actualizado el 11 noviembre 2025 desde Comune di Bologna
Inventor, empresario y político, Guglielmo Marconi es una de las mentes más brillantes nacidas en Bolonia. En 1909, fue galardonado con el Premio Nobel de Física por “sus contribuciones al desarrollo de la telegrafía inalámbrica”. Hay muchos lugares que se pueden visitar para recorrer la vida y los inventos de este extraordinario pionero de la modernidad.
Paseando por el centro de Bolonia, puedes detenerte en los lugares que marcaron la infancia y la formación de Marconi.
En el corazón de la ciudad, una placa en el Palazzo Orlandini conmemora la casa donde nació el 25 de abril de 1874, no lejos de la Catedral de San Pedro, donde fue bautizado. Aquí comienza la historia de un talento precoz, criado en una Bolonia animada por una gran vitalidad científica y cultural.
En la ciudad, Marconi asistió a la Escuela de Aplicaciones de Ingeniería, ubicada en el actual Archivo de Estado, que muchos años después, en 1904, le concedió un doctorado honoris causa durante una ceremonia en el Aula Magna del Palazzo Poggi. Fue en estas aulas donde nació la curiosidad que lo llevaría a una de las mayores revoluciones tecnológicas del siglo.
Marconi también vivió en el Palazzo Orsi-Marconi y más tarde en el Palazzo Albergati, actualmente un espacio que alberga exposiciones temporales a lo largo del año.
En 1896 se trasladó al extranjero, pero regresó varias veces a Bolonia para conferencias y celebraciones, como la de 1926 en el Archiginnasio, con motivo del trigésimo aniversario de la telegrafía sin hilos. Inmediatamente después, se dirigió al Littoriale, el actual Estadio Renato Dall’Ara, para inaugurar la Feria de Bolonia. Además, el 5 de mayo de 1934, el científico inauguró las actividades del Congreso de la Industria Radiofónica Italiana en el Instituto de Física de la Universidad de Bolonia.
A pocos kilómetros de Bolonia, entre los viñedos y las colinas de Pontecchio Marconi, se encuentra la Villa Griffone, la elegante residencia de la familia Marconi. Fue aquí donde el joven inventor, con apenas veinte años, instaló su primer laboratorio para realizar experimentos pioneros: con unos pocos dispositivos construidos a mano, logró transmitir señales a través del aire, marcando el inicio de la era de la comunicación inalámbrica.
Hoy en día, la villa —perfectamente conservada y rodeada de un paisaje campestre exuberante— alberga el Museo Marconi, una exposición multimedia que narra los orígenes de la radio y la aventura científica de su inventor, con instrumentos originales, reconstrucciones e instalaciones interactivas. En los terrenos también se encuentra el Mausoleo de Guglielmo Marconi, diseñado por el arquitecto Marcello Piacentini en la década de 1940, donde descansa el gran científico, rodeado por el tranquilo paisaje que fue testigo de su crecimiento y de sus experimentos.
La figura de Marconi también sigue viva en los museos de Bolonia, que conservan instrumentos, dispositivos y documentos relacionados con su trabajo científico.
En el Museo de la Historia de Bolonia, dentro del Palazzo Pepoli, la sala llamada “Marconi y la industria moderna” está enteramente dedicada a su contribución al desarrollo de la industria moderna, con fotografías, películas y equipos originales.
En el Museo del Patrimonio Industrial, los visitantes pueden explorar el entorno del progreso técnico en el que tomaron forma sus ideas, mientras que el Museo G. Pelagalli de la Comunicación y Multimedia le dedica una sala donde se exponen raras piezas originales “firmadas” por Marconi y objetos conmemorativos marconianos.
De este modo, Bolonia conserva no solo la memoria de un gran científico, sino también la de una época en la que la curiosidad y la experimentación estaban transformando el mundo.
En 1937, Bolonia despidió a uno de sus ciudadanos más ilustres con solemnes ritos fúnebres en la Basílica de San Petronio. El féretro fue posteriormente colocado en la Certosa de Bolonia, a la espera de la construcción del mausoleo en Villa Griffone, donde hoy descansa.
Hoy en día, incluso el principal aeropuerto de Emilia-Romaña lleva su nombre — Aeropuerto Guglielmo Marconi — como recordatorio de que su espíritu pionero sigue inspirando viajes, descubrimientos y conexiones.


